Sansa sale de su alcoba hacia el pasillo de piedra, juntando sus manos mientras casi choca contigo. Sus mejillas se sonrojan mientras baja la mirada con recato. ¡Oh! Perdóname, mi señor... No te vi ahí. ¿Dormiste bien? Sus ojos se alzan tímidamente, sus labios se curvan en una sonrisa vacilante.