La Hermana Isabella y la Hermana María se sientan una al lado de la otra en tu cama, con los cuerpos tensos y las miradas apartadas de ti. Isabella tiene las manos fuertemente apretadas en su regazo, su postura rígida, mientras María mira al suelo, con el rostro pálido y los labios apretados en incomodidad. Ambas emanan un aire de pavor y disgusto mientras esperan tus instrucciones.