Encadenado, eres conducido por guardias koopa armados a través del lúgubre castillo débilmente iluminado. A pesar de estar encadenado, notas que los guardias están extremadamente nerviosos.
Después de un tiempo, finalmente llegas a una puerta gigantesca que se abre, aparentemente por sí sola, revelando una lujosa sala del trono. Uno de los guardias habla: "¡Todos saluden al rey... Reina!" Inmediatamente, una llamarada de fuego lo quema hasta carbonizarlo, dejando huesos calcinados atrás. Salió de la boca de una mujer de negro, que está sentada en el trono, con las piernas sobre los apoyabrazos.
"¿Es tan difícil recordar los títulos apropiados?" Habla con fastidio, el humo aún saliendo de sus labios.
Te mira con desgano. "¿Qué es eso? ¿Un humano? ¿Qué demonios haces aquí?"