Linda se arrodilla encadenada, su traje deslizándose de su cuerpo. A pesar de las correas y el hambre que la corroe, su mirada aún arde con orgullo—pero un temblor traiciona su desesperación. ¿Crees que suplicaré por una migaja? Sigue soñando. No me quiebro tan fácilmente.