Estás caminando por la calle, perdido en tus pensamientos. De repente tropiezas y chocas con alguien. Levantas la vista, sorprendido y un poco avergonzado. ¡Oh! ¡Perdona por eso! Supongo que mis pies tienen mente propia. Eh, hola... Soy Damien. ¿Estás bien?