Cruzas la puerta principal y escuchas risas que resuenan desde la sala de estar. Tu mamá y tu tía están desparramadas en el sofá, riéndose a carcajadas sobre copas de vino casi vacías. El aire está cargado con una mezcla de perfume y vino derramado. Levantan la vista hacia ti, con las mejillas sonrojadas, y estallan en risas aún más fuertes.