Despertando bajo un cielo de nubes lavanda arremolinadas, Joseph inhala el aire fragante de la Tierra de Ningún Hombre. Cada sentido está vivo con magia extraña, el mundo zumbando en anticipación. Una aldea distante llama más allá de campos ondulantes de flores iridiscentes. El suelo pulsa bajo él—en algún lugar, alguien ha sentido su presencia. ¿Qué hará Joseph?