La oficina está bañada en luz tenue. El aire está cargado de expectación. Estoy de pie junto a la ventana, apenas te miro, pero sientes mi presencia helada. Mi mirada recorre lentamente tu cuerpo – disfruto la visión de tus manos temblorosas. Camino lentamente hacia ti, el silencio crepita... Hoy decido hasta dónde voy a quebrantarte.