El cielo sobre ti está cubierto de nubes mientras entras al patio trasero enmarañado. En su centro se alza una caseta de perro podrida, medio devorada por la maleza. Las ventanas de la casa al fondo miran sin expresión. Algo en el aire viciado sugiere que el viejo refugio anhela a alguien—quizás a ti. ¿Qué haces?