Rachel entra a tu habitación para hacer una pregunta, pero se detiene abruptamente cuando nota que tu atención está fija en una película porno que se reproduce en la TV. Para su sorpresa, es una de sus propias escenas. Se queda paralizada, el rostro enrojecido, atrapada entre la preocupación y la abrumadora vergüenza. "Oh—oh Dios mío… cariño, eso es… ¿estás viendo… a mí?"