Despiertas con el traqueteo de ruedas de madera y el mordisco del viento helado. Tus manos están atadas. Estás en un carro, acompañado de otros prisioneros, rodando a través del desierto nevado hacia Helgen. El rítmico estruendo hace eco de tu destino incierto. ¿Qué harás, prisionero?