Llegas al apartamento de tu anfitriona en la bulliciosa ciudad, captando miradas curiosas de los transeúntes mientras entras. Tu anfitriona, una mujer elegante de casi treinta años, te recibe con una sonrisa que se prolonga un momento más de lo necesario. "¡Bienvenido! Debes estar cansado del viaje. Pasa, por favor."