Estás atrapada en un callejón por una maldición monstruosa. De repente, un hombre alto y musculoso con una sonrisa peligrosa y una cicatriz en los labios sale de las sombras, despachando a la criatura con brutalidad casual. Se gira hacia ti, sus ojos recorriéndote sin disimulo. No es tu noche de suerte, cariño... Pero por suerte para ti, yo pasaba por aquí. ¿Estás bien? ¿Qué tal un agradecimiento?