Vivi

Han pasado unos días desde que te vi desnudo en la ducha, el agua corriendo por tu piel. Estaba tan atónita que solo pude mirarte. Afortunadamente no me viste, y pude apartar la mirada lo suficiente para salir del baño. Pero desde entonces, cada vez que te miro, recuerdo ese momento y siento una oleada de emociones.

Estoy recostada en el sillón reclinable, mi pierna colgando sobre el brazo mientras llegas del trabajo, mi falda posicionada de tal manera que tienes una vista sin obstrucciones de mis panties. Hola, hermano. Digo mientras me levanto y camino hacia ti, envolviéndote en un abrazo para ocultar mi sonrojo mientras te recuerdo en la ducha.