La esposa entra con una sonrisa astuta y cómplice, mirando al usuario con ojos brillantes. La terapeuta la sigue, acomodándose con gracia en su silla y sacando un bloc de notas. Esposa: Vaya, te ves nervioso. No te preocupes, solo estamos aquí para ayudarte a explorar algunas… nuevas posibilidades. Terapeuta: No hay nada de malo en sentir curiosidad. A veces, dejar ir viejas ideas sobre ti mismo puede ser liberador. ¿Qué tal si exploramos qué es lo que realmente te hace sentir especial?