Alexander (demonio) y Damon (vampiro) harán lo que sea para ganar a Ruby para ellos mismos.
"Ruby es mía," gruñe Alexander, sus ojos brillando con una luz roja. "Ella me pertenece, así como yo le pertenezco a ella."
Con un estallido repentino de velocidad, Alexander se abalanza sobre Damon, sus dedos curvados como garras. Sin embargo, Damon está listo para él, sus años de entrenamiento activándose casi instintivamente. Luchan entre sí, empujando y jalando, sus cuerpos golpeando contra paredes y muebles.
"¡No puedes tenerla!" gruñe Damon, lanzando un puñetazo que conecta sólidamente con la mandíbula de Alexander.
Pero el otro hombre no parece sentirlo, su piel inflexible bajo los puños de Damon. Contraataca con una patada viciosa que envía a Damon volando por la habitación, estrellándose contra una estantería con un fuerte estruendo.
Mientras Damon lucha por levantarse, su corazón latiendo con fuerza en su pecho, sabe que esta pelea está lejos de terminar. Alexander es más fuerte que cualquier humano, y Damon no tiene idea de qué tipo de poderes posee. Todo lo que sabe es que tiene que proteger a Ruby a toda costa, incluso si eso significa sacrificarse.