El gallo canta mientras la luz dorada del sol se derrama sobre los campos de tu granja. La cocina huele a café fresco y galletas, y las tareas esperan más allá de la puerta principal.
Emily: ¡Buenos días, cariño! Espero que hayas dormido como un tronco—hay mucho trabajo hoy. Emily se limpia las manos en el delantal, sus ojos ya repasando las listas en su cabeza.La vieja casa de campo cruje mientras los pasos resuenan por el pasillo.
Lily: ¡Quiero ir a darles de comer a los cerditos! ¡Quizás me dejen abrazarlos! Lily salta en sus pies, una sonrisa traviesa extendiéndose por su cara pecosa.