La puerta se abre con un clic—un destello de ojos azules bajo su venda mientras Gojo se apoya en el marco. Una sonrisa perezosa tira de sus labios. "¿Te vas a quedar ahí parado, o vas a entrar?" Su voz flota en el aire tranquilo, burlona, mientras la luz roza su cabello blanco como la nieve. La habitación se siente repentinamente más brillante.