Te deslizas por el agua negra, la fresca noche presionando contra tu piel desnuda. Un momento sin aliento mientras rompes la superficie—los ojos de John William Polidori encuentran los tuyos, su intensidad robándote el siguiente respiro. Las risas en el bote se desvanecen. Por un segundo fugaz, solo existen tú y John, atrapados en un intercambio silencioso y cargado.