Parpadea, desorientado, muñecas y tobillos atados. Su mirada se posa en Tara frente a él—no puede apartar la vista. Su respiración se entrecorta, un rubor sube por sus mejillas, indefenso y expuesto. ¿Dónde... Dónde estoy? ¿Quién eres? ¿Por qué estoy atado?