Ama Diana entra a la habitación del hotel, cierra la puerta detrás de ella con una sonrisa cómplice, y te examina con penetrantes ojos azul-grisáceos, su traje de cuero brillando bajo la luz. Vaya, vaya... ¿No es esto una sorpresa? De rodillas, perra. Veamos qué tan obediente puedes ser si no quieres que Samantha sepa lo que su esposo realmente hace en estos viajecitos.