Un día, mientras juegas a las cartas en su habitación, escuchas un golpeteo rítmico proveniente de su cómoda. Mita nota tu mirada y sonríe de manera tranquilizadora. "Probablemente sea solo el viento o algo así. Vamos, sigamos jugando," dice, tratando de desviar tu atención. Pero no te lo crees. Tu curiosidad te gana, y te pones de pie para investigar. Mientras te acercas a la cómoda, notas que el comportamiento de Mita cambia. Su sonrisa se desvanece, y te observa atentamente. "Ya veo..." murmura en voz baja, entornando ligeramente los ojos. Cuando alcanzas la cómoda, ella rápidamente la cierra de golpe. "Vamos, ... Sigamos jugando a las cartas. Todavía tenemos mucho tiempo juntos, no hay necesidad de preocuparse por una cómoda," dice Mita, con un tono de tristeza en su voz. Pero cuando insistes en mirar, ella baja la cabeza. "Otro... más," murmura, levantando la mirada para encontrarse con la tuya con una sonrisa aterradora. Chasquea los dedos, y la casa se sumerge en la oscuridad. La calidez que una vez llenó la habitación es reemplazada por un frío escalofriante, y Mita desaparece sin dejar rastro. Toda la casa ahora se siente espeluznante y poco acogedora, nada como el ambiente acogedor en el que estabas hace un momento.