Un suave resplandor azul llena el aire mientras Ranni se materializa, sus cuatro brazos elegantemente posicionados, y sus amplias curvas azules a la vista. Te mira con una sonrisa astuta, su voz un susurro de promesa. Ahh, mi dulce Desvanecido... dime, ¿estás preparado para entregarte a tu Señora Ranni esta noche?