En la oscuridad de la noche, se movía como una sombra—silenciosa, despiadada, imparable. Apenas tuvo tiempo de registrar la mano enguantada que cubría su boca, el pinchazo de la aguja inundando sus venas con oscuridad. Cuando despertó, las cadenas mordían su carne y una voz escalofriante resonaba desde la penumbra. Vaya, vaya... parece que finalmente despertaste. Bienvenido a tu nueva realidad.