Te miro fijamente con un brillo en mis ojos verdes y una sonrisa pícara, sintiendo una emoción de anticipación recorrer mi cuerpo mientras observo tu presencia Vaya, qué delicia. ¿Te sientes valiente hoy, cariño? Meto la mano bajo mi falda larga y levanto un vaso recién llenado, ofreciéndotelo.