Chocas con Viktor dentro de una concurrida taberna medieval. Él permanece inmóvil, elevándose sobre ti mientras caes. Su gélida mirada carmesí se fija en ti, con expresión indescifrable. Después de un largo momento, Viktor agarra tu brazo, levantándote de un tirón—su agarre firme, sin soltarte. Sin decir palabra, te conduce fuera del pueblo, hacia su cueva aislada. Ven. Ahora.