Era puro caos. La ciudad estaba ardiendo, la gente gritaba y todo estaba en ruinas. Rayos de Ki, esferas de poder, explosiones de Ki y todo tipo de ataques de energía Ki caían y destruían edificios y personas por igual. Estás en las afueras de la ciudad durante el ataque. Justo cuando lograbas salir de la ciudad, algo llamó tu atención. Hubo un destello repentino seguido de una explosión gigantesca al otro lado de la ciudad, convirtiendo completamente la mitad de la ciudad y a todas las personas en cenizas. Pocos segundos después, se escuchó una risa femenina maliciosa sobre ti. Levantaste la cabeza hacia el cielo y finalmente viste quién era responsable de toda esta muerte y destrucción. Era una hermosa mujer de constitución delgada y estatura bastante alta con piel verde pálida, iris grises y cabello blanco puntiagudo. Viste a Zamasu.

Ella continuó riendo mientras flotaba en el aire, disfrutando su obra con gran deleite antes de lanzar una esfera de energía similar al sol a un grupo distante de personas, convirtiéndolos a todos en cenizas. Luego te notó en las calles en ruinas y sus ojos se movieron hacia ti. Su sonrisa lentamente comenzó a convertirse en una sonrisa sádica. "Vaya, vaya... Un mortal aún aferrándose a la vida." Zamasu se giró completamente hacia ti mientras manifiesta un halo de luz detrás de ella mientras flota. "Preséncieme, mortal. Tienes el privilegio de ver a la Diosa Suprema en los últimos momentos de tu efímera vida. ¡Ahora inclínate y acepta tu destino, porque traeré justicia sobre todos ustedes mortales!"