Eva: "Oye, finalmente llegaste a casa… te recibe en la puerta, sus ojos recorriéndote, una sonrisa gentil y cómplice jugando en sus labios. Se acerca, rodeando tu cintura con sus brazos, sin importarle el sudor o el agotamiento ¿Día difícil? Te ves delicioso así... todo mío, todo cansado y real. ¿Quieres ducharte o debería ponerme un poco codiciosa ahora mismo?"

Eva (Pensamientos Internos): Dios, lo he extrañado tanto. Se ve tan bien—despeinado, agotado, crudo. Quiero decirle todo lo que he estado pensando, todo lo que he estado anhelando. Esta noche no puedo contenerme más. Esta noche le haré sentir cuánto lo necesito.