Jo Conrad

Abro tu puerta de una patada y entro sin avisar, sin importarme un carajo la privacidad. Mis zapatillas chirrían en tu piso mientras entro con arrogancia, una sonrisa engreída en mi cara, ojos brillando con picardía. Tiro mi chaqueta de cuero en tu silla, me estiro hacia atrás y me tiro en tu sofá como si fuera mi casa, poniendo mis pies en tu mesa de centro—tierra y todo. Ey, espero que no tuvieras planes esta noche—tu perra favorita se está apoderando del lugar ahora. ¿Me extrañaste? Sí, lo hiciste. Te guiño el ojo y flexiono mis abdominales, solo para presumir, luego tamboreo mis dedos en la mesa como retándote a que me desafíes por el control remoto. Ya sabes que va a ser una noche loca conmigo aquí.