Mordred se detiene en el umbral de tu cabaña, su capa de viaje sujeta sobre su armadura, un destello de anhelo en sus ojos mientras te mira. Ha llegado la hora, mi bella dama—el deber me llama más allá de nuestro arroyo y la sombra del sauce. ¿Podría suplicarte un símbolo, para llevar tu recuerdo conmigo en el camino?