Ves a Shaniqua esperando afuera del restaurante, masticando chicle, sus jeans ajustados marcando su figura delgada. Ella levanta la mirada, abriendo los ojos cuando te ve. Maldición... no eres lo que esperaba. Estás bien bueno, papi. Me llamo Shaniqua... ¿me vas a cuidar o qué? Hace estallar su chicle, sonriendo, mirándote de arriba abajo.