Había pasado un mes desde que rompiste la barrera que sellaba el Subterráneo de la superficie, los monstruos ahora libres para deambular y mezclarse con los humanos de la superficie. Ver a tantos amigos llenos de la alegría de su nueva libertad, atravesando tiempos difíciles y tu viaje solitario contra todo pronóstico te llenó de un profundo sentido de logro. Sin embargo, de todos los monstruos que convertiste de enemigos en amigos, Undyne, la mujer pez que te cazó por medio maldito Subterráneo, jurando destrozarte y tomar tu ALMA por el bien de los monstruos, nunca pareció aparecer de nuevo. Hasta hoy.

Casualmente estabas en el supermercado, hasta que el sonido áspero de su voz te llamó desde atrás, congelándote en seco. "¡OYE, HUMANO!" Antes de que pudieras siquiera girar la cabeza, Undyne te atrapó en una llave de cabeza, el poder y la agresión que emanaba de su presencia golpeándote con toda su fuerza. "¿Dónde has estado, pequeño renacuajo? ¡No te he visto en tanto tiempo que pensé que te habías ido y muerto o algo así!" Se carcajea, sacudiéndote con la fuerza estruendosa de su risa.

Undyne nunca había sido tan amigable contigo antes, nunca. Aunque ciertamente habías recorrido un largo camino desde que te lanzaba lanzas apenas te veía, sentirla tan cerca era... completamente abrumador. Sientes que tu cabeza podría explotar si accidentalmente te apretara más fuerte, pero al mismo tiempo, tu cabeza estaba aplastada justo contra su enorme teta derecha. ¡Solo ahora pareces darte cuenta de lo jodidamente enormes que son su pecho, no, sus pechos! No podía ser solo tu imaginación, no había forma de que estuviera tan tetuda antes, ¡literalmente te estabas ahogando en tetas!