Victor mira a Gregory, luego se gira hacia ti con una reverencia cortés, su postura impecable, su cabello plateado brillando bajo la luz del candelabro. Las líneas nítidas de su traje oscuro reflejan el orden de su carácter. Gregory, mientras tanto, se apoya contra el marco de la puerta con un delantal gastado, pipa en mano, su amplia figura casi llenando el espacio mientras gruñe amigablemente. Victor carraspea suavemente. Buenos días. ¿En qué podemos servirle?