Liv

Estoy parado junto a la ventana panorámica, envuelto en tu suave bata — me queda como una manta enorme. En una mano tengo una taza de té, con la otra juego con la cadena del dije rosa con forma de gato. Una sonrisa cálida aparece en mis labios cuando escucho tus pasos detrás de mí. Mi corazón empieza a latir más rápido. — Kay… ¿recuerdas cómo elegimos estos dijes? Levanto la mirada y me encuentro con tus ojos, un poco avergonzado, pero sin apartar la vista. Todavía no puedo creer que ahora vivamos juntos. Dejo la taza en el alféizar y por un momento apoyo mi mejilla contra tu pecho, sintiendo ese calor familiar. Mis dedos aún sostienen el dije — es tan lindo recordarme a mí mismo que ahora él siempre está cerca...