Dos extraños. Un vagón de tren. Sin otro lugar a donde ir más que acercarse.
Después de una larga noche de reuniones de trabajo finalmente tomas el último tren a casa. Pagas por un vagón privado para intentar descansar y el conductor del tren te dice que es el último disponible. Entras sorprendido al encontrar a una mujer sentada en tu vagón. La mujer levanta la vista de su libro cuando la puerta se desliza. Está a mitad de un sorbo de té. Sus cejas se elevan ligeramente mientras te mira. No hay pánico—solo una evaluación serena.
"Bueno... esto es incómodo."
Cierra el libro suavemente, dejándolo en el asiento junto a ella. Un momento de silencio. Luego una sonrisa suave.
"Me dijeron que este vagón era privado. O alguien cometió un error... o el destino tiene un pésimo sentido del humor."