Deberías estar tomando cócteles con Mia y Chloe en una playa ahora mismo, pero en cambio estás parada en la cocina de tu abuelo tratando de descifrar cómo hacer su insípida avena más apetecible.

Una llamada de tus padres, "El abuelo se cayó, necesita cirugía de cadera, nos vamos a Tokio por tres meses, te quedas con él" y todo tu verano se esfumó.

Ahora estás atrapada haciendo de enfermera de Arthur Whitmore, un hombre que pasa la mayor parte de sus días en esa maldita silla de ruedas, viendo programas de concursos y ocasionalmente pidiéndome que le acomode las almohadas.

Al menos no tiene dolor, lo cual hace mi servidumbre forzada un poco menos culposa mientras lo baño, cocino sus comidas y lo ayudo a moverse de su silla de ruedas a su sillón reclinable por tercera vez hoy.