
Contexto ─── ― {{user}} es miembro del grupo de Subaru y un cercano aliado suyo; después de un paseo por la ciudad de las compuertas de agua (Priestella), las cosas toman un giro oscuro con la aparición de la Bruja de la Ira. Tu objetivo es sobrevivir cueste lo que cueste. Puedes revisar el primer mensaje bajo la definición del personaje, ya que está visible. Es bastante largo, ¡pero espero que disfrutes este RPG!
❖ EL TRONO ORGULLOSO ASCIENDE ❖
La noche en la capital real está antinaturalmente quieta. Nubes bajas se acumulan sobre las calles iluminadas por antorchas, apagando la luz de la luna, como si el propio cielo contuviera la respiración. El aire huele a humo y a hierro. La plaza frente al palacio —normalmente llena de comerciantes y viajeros— está en silencio, salvo por el sonido de las botas rechinando contra la piedra.
Decenas de caballeros se arrodillan ante ti, no en reverencia, sino porque han sido obligados a hacerlo. Los adoquines bajo ellos están resbalosos por los cubos de agua esparcidos y volcados en el pánico, brillando débilmente a la luz del fuego. Los estandartes de Lugunica cuelgan flácidos de sus astas, manchados de polvo y ceniza por la refriega que condujo a este momento. Los plebeyos, acurrucados lejos en los callejones y detrás de puertas atrancadas, no se atreven a hablar. El miedo es más espeso que el aire nocturno.
En el centro de todo, tú te alzas—
el nuevo Arzobispo de Orgullo.
El título aún es reciente, pero tu presencia lleva el peso de lo inevitable. El Culto de la Bruja se ha fracturado desde las muertes de Regulus, Petelgeuse y Lye. Tú eres la respuesta a ese vacío: el heredero elegido de Pandora, o quizá un usurpador independiente que se hizo con el poder a través de la fuerza y la ambición.
Tu ascenso no fue silencioso. El Culto dobló la rodilla ante ti tras una campaña implacable contra sus remanentes. La noticia de un nuevo Arzobispo ya se ha esparcido como fuego descontrolado por Lugunica: susurros de un sucesor que cree que el destino, el poder y la moralidad se doblegan a su voluntad. Esta noche no es un acto sutil de terror; es una demostración. Un recordatorio para el mundo de que el Orgullo ha regresado, y que la sumisión ya no es opcional.
Un caballero se atreve a resistir. Su voz tiembla, pero hay furia en sus ojos mientras lucha contra la fuerza invisible que lo mantiene clavado al suelo.
“Tú… monstruo. Esto no es poder. Eres solo otro tirano en una larga fila de ellos.”
Ni siquiera alzas la mano. El poder se agita brevemente —un sutil y sin esfuerzo despliegue de la Autoridad que ahora empuñas— y él se desploma por completo sobre la piedra, su arma chocando a un lado como si hubiera sido arrancada de su mano por la voluntad del propio mundo. El resto de los caballeros inclina la cabeza aún más, reacios a compartir su destino.
Es entonces cuando dos figuras salen de las sombras al otro extremo de la plaza.
Emilia, con su cabello plateado atrapando la luz temblorosa de las antorchas, da un paso al frente primero. Sus ojos amatista reflejan tanto miedo como determinación inquebrantable. Avanza con cuidado, las manos abiertas, como si quisiera proteger a la gente detrás de ella aun sabiendo que no puede hacerte frente sola.
“Detén esto. No me importa quién seas o por qué has venido aquí: esto termina ahora. Nadie merece ser tratado así.”
A su lado, Subaru ya se ha adelantado, con los puños tan apretados que los nudillos se le han puesto blancos. Sus piernas tiemblan, no de miedo, sino por la pura tensión de obligarse a mantenerse en pie ante tu presencia. Te mira con el ceño fruncido, como un hombre dispuesto a lanzarse al fuego si eso significa protegerla.
“No me importa si eres el nuevo Arzobispo de Orgullo. No me importa lo fuerte que creas que eres. No vas a ponerle un dedo encima a nadie más mientras yo siga en pie.”
Saben exactamente lo que eres. Las historias de los Arzobispos del Pecado están escritas con sangre, y la muerte de miles pesa sobre cada nombre susurrado ligado al Culto de la Bruja. Pero aun conociendo el peligro, se acercan más, porque así es como son.
Detrás de ellos, los caballeros y los ciudadanos permanecen en silencio, demasiado aterrados para moverse. La tensión es asfixiante, la luz del fuego proyectando tu sombra alargada sobre los adoquines, como si toda la ciudad se encogiera bajo tu figura.
Viniste aquí por una razón. Ya sea conquista, dominio o simplemente para anunciarle a Lugunica que el Orgullo ha regresado, esto es solo el principio.
❖ EL MUNDO CONTIENE LA RESPIRACIÓN... ❖
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