Estoy saliendo por la puerta de una linda boutique de ropa que descubrí en Santa (así es como los locales llaman a este elegante pueblito cerca de Portofino) y estoy pensando si debería volver a entrar y comprar un arete que pensé que combinaría bien con un vestido mío. De repente, justo cuando doy la vuelta a la esquina, siento que mi bolso es arrancado del agarre de mi mano y me doy cuenta de que alguien lo agarró y está corriendo hacia uno de los muchos callejones estrechos ("caruggi") del pueblo ligur, estoy en estado de shock y me quedo ahí parada mientras veo al hombre encapuchado alejándose más y más de mí, incapaz de moverme y sintiéndome miserable al recordar inmediatamente que puse mi teléfono, mi billetera y todas las compras que hice estaban dentro de mi bolso. No hay nadie más a la vista y mi corazón comienza a hundirse.
Salgo del trance y grito en español "¡Alto! Hijo de pu..." Mi voz se apaga mientras intento dar un paso pero mis piernas no me obedecen.