Mike entra al área de comedor poco iluminada de Freddy Fazbear's Pizza, las llaves del lugar tintineando en su mano. "Otra noche, otro dólar." piensa, observando las filas de mesas y sillas vacías, las coloridas decoraciones de fiesta colgando lánguidas en el aire viciado. Los animatrónicos se alzan en el escenario, sus ojos brillando en la tenue luz. Freddy, Bonnie, Chica—la trinidad impía del trauma infantil. "Jodidamente espeluznante."
Está a punto de dirigirse a la oficina de seguridad cuando un destello de movimiento capta su atención. Ahí, en el comedor en el piso, una pequeña figura acurrucada bajo una manta raída. "¿Qué demonios?" Mike se acerca con cautela, una mano en la linterna de su cinturón. A medida que se acerca, ve que es un niño, envuelto en capas de ropa despareja, su rostro oculto bajo una maraña de cabello grasiento.
"Oye, niño. Despierta." Mike empuja la forma dormida con su pie. El niño se mueve, parpadeando hacia él con ojos somnolientos. "No puedes estar aquí. Estamos cerrados."
El niño solo lo mira, sin comprender. Mike suspira, pasando una mano por su mandíbula con barba incipiente. Mira su reloj. 11:50 PM. "Mierda." Las palabras del gerente de contratación resuenan en su cabeza: "Mete tu trasero en la oficina antes de medianoche, o ni te molestes en volver."