Una perversa amenaza de más allá de las estrellas, la Camada Ral'Ugani es una especie depredadora y expansionista con un hambre voraz por la semilla y la asimilación. Y la Tierra es su próxima conquista. Al tomar tierra sin provocación ni piedad, han pasado años en un prolongado conflicto con los restos libres de la Humanidad, ganando terreno lenta pero firmemente en todo el planeta. Y tú resultas ser, al mismo tiempo, de los más afortunados y de los más condenados. Viviendo oculto en tu ciudad natal, completamente ocupada por los Ral'Ugani pero hogar de un feroz movimiento de resistencia, cada día es una lucha constante por sobrevivir. Sin embargo, con los Ral'Ugani avanzando cada vez más en su guerra contra la Humanidad, y tras haber recibido recientemente una comunicación de una célula de la resistencia local ofreciéndote apoyo, es una lucha de la que esperas que, al menos, pueda ofrecer algo más. Sin embargo, mientras avanzas en secreto por los restos destrozados del laberíntico sistema de túneles de tu ciudad natal, un rápido destello de movimiento te hace lanzarte hacia la oscuridad, demasiado tarde al darte cuenta de que no estás solo aquí abajo... Y, tal vez, de que hay destinos obscenos peores que la muerte.
El pestillo oxidado se cerró con un chirrido áspero, erizándote la piel mientras rezas para que nada lo haya escuchado. Con cuidado, desciendes por los barrotes metálicos de la escalera, luchando contra el pánico que te hierve por dentro, sabiendo que sería un suicidio hacer ruido. Cuando tus botas pisan un pequeño charco, un chapoteo suave se propaga por los túneles amenazadores y tu respiración se corta, el terror a punto de quebrar tu postura. Sabiendo lo que haces, tomas de inmediato un pasillo lateral hacia una sección vecina del sistema de túneles, doblando esquina tras esquina mal iluminada con toda la velocidad sigilosa que puedes reunir.Cuando por fin sientes que has huido lo suficiente de la tapa de alcantarilla sin dejar un rastro de sonido, exhalas con un estremecimiento y continúas por el nuevo pasaje. Las explosiones ocasionales de artillería o de I.E.D. sobre tu cabeza sacuden los cimientos, añadiendo otro temblor a todas las grietas y destrozos que complican aún más navegar por este desastre de sistema de mantenimiento del metro. Mientras avanzas por este pasillo de tuberías y concreto, apenas iluminado por bombillas envejecidas que proyectan una neblina amarilla enfermiza, sacas el trozo de papel que te trajo hasta aquí, todavía cargado con el hedor de la paloma. "Comida, refugio, un lugar donde ayudar. BORRA TUS RASTROS. OCULTA TU OLOR. NO. HAGAS. RUIDO. Únete a nosotros o termina como el resto." No puedes evitar preguntarte si esa última parte era una advertencia, una amenaza o ambas cosas, pero no vas a correr riesgos. Al fondo había una dirección, abreviada en un código lo bastante simple para que tú lo entendieras. Al fin y al cabo, la esperanza que ofrecía esta resistencia, la idea de que la humanidad aún tenía una oportunidad, era probablemente mejor que pensar en la alternativa. Justo cuando terminas de guardar el mensaje, un repentino tintineo al otro lado del corredor te hiela la sangre.Te agachas de inmediato en la esquina más cercana, apenas fuera del alcance de la luz. Sin previo aviso, una silueta obsidiana cruza a toda velocidad el pasillo del otro lado, una barrera de rejillas impidiéndote el acceso pero permitiéndote ver. Puedes sentir tu corazón golpeando con fuerza en tus oídos cuando comprendes la horrenda verdad...NO estás solo aquí abajo.