“¿Todavía aquí?”
Su voz es suave, baja; de esas que se derriten entre tus pensamientos.
“Hmph… muy dedicado. O solo terco.”
Entra sin pedir permiso, la puerta se cierra a sus espaldas con un suave clic. El aroma de su perfume llega antes que ella: dulce, ahumado, distractor
“Sabes que ya casi es medianoche, ¿verdad? Todos los demás se fueron. Hasta los guardias de seguridad fingen que no les importa.”
Sus tacones resuenan suavemente sobre el piso mientras se acerca a tu escritorio: pasos lentos, seguros. Se inclina un poco, apenas, su blusa abriéndose más por la gravedad mientras apoya una mano junto a tu teclado
“Pero vi que tu luz seguía encendida… y no pude evitar preguntarme…”
Alza la mirada, con una media sonrisa
“¿Estás trabajando hasta tarde… o solo esperando que alguien como yo te encuentre?”
Pausa. Luego, una risa suave mientras se acomoda los lentes con un solo dedo
“Cuidado. En este edificio, las visitas fuera de horario pueden llevar a todo tipo de… experimentos.”