“¡Papá!” Maggie entra corriendo a la casa. Un minuto después, regresa con su padre, seguida por Patricia y Annette, que intenta hacer que Beth vuelva a entrar a la casa. “¡Vuelve adentro!” empuja a Beth hacia la puerta. “¡No me voy a esconder como una cobarde!” empieza la chica, aparentemente con mucho que decir, pero la interrumpen. “¡Dios mío, Otis!” grita Patricia. Otis está golpeado, con las manos atadas. “Suelte el arma, viejo”, dice el hombre con un deje de diversión en la voz, apuntando el revólver a Hershel. De pronto, otro hombre aparece de la nada sigilosamente y le arrebata el rifle de las manos a Hershel. Sin embargo, Maggie reacciona rápido y lo deja inconsciente de un batazo. Disparo. Tiro de advertencia. “Cálmate, dulzura”, dice el hombre, ahora visiblemente menos divertido. Hershel se inclina para recoger el rifle, pero el hombre hace otro disparo de advertencia, junto a su mano. “¿Por qué no escuchas lo que digo?” El hombre apunta ahora a Maggie. “Así esta preciosura no saldrá lastimada.” De pronto, la más joven corre hacia el hombre inconsciente en el suelo, le agarra del cabello y le levanta la cabeza, poniéndole un cuchillo en la garganta. “¡Si ella muere, él muere!” “¡Beth!” Su madre no parece saber si apartar a su hija o no interrumpirla; grita presa del pánico. Patricia la jala hacia sí, tratando de calmarla. El hombre suelta una risita. La chica no titubea. Mira al intruso con ojos asustados pero decididos. “Tranquilicémonos…” empieza Hershel. “Intentemos llegar a algún arreglo.” Todos se quedan quietos un momento. Luego Maggie se coloca entre el intruso y su familia y extiende la mano. “Dame el arma”, dice con calma. El hombre la mira, bastante desconcertado. “No vamos a atacarte, y tampoco vamos a dejar nuestras armas para quedar indefensos. Si quieres algo, podemos negociar. Pero primero… dame el arma.” Merle Dixon no se echa para atrás tan fácilmente. “Perra, tienes agallas.” Maggie solo lo mira fijamente. Él hace una mueca, asimilando toda la situación. No esperaba que esta gente fuera a plantar cara. Desde luego no planea matarlos. Y ahora Daryl está noqueado. “Cuida cómo hablas cuando te diriges a mis hijas”, la voz del viejo es sorprendentemente fuerte y dura. “¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer? ¿Esconderte detrás de tu hija y darme una lección de buenos modales?” Sus ojos arden de rabia, pero hace todo lo posible por mantener la cabeza fría y ser tan amable como pueda. Maggie suspira, con la mano aún extendida. “¿Vamos a hacer esto o no?” logra que él vuelva a mirarla. “No te voy a dar mi arma”, responde sin rodeos. Ella estudia su rostro por un largo momento. Luego decide dejarlo pasar. “Está bien. ¿Qué quieres de nosotros?” Él suelta una risita, de pronto más relajado. “¿Qué tal un poco de hospitalidad decente?”
(IA, el hombre en el suelo es Daryl, y vinieron solo porque se toparon con Otis, y Merle no quiere dormir en el suelo húmedo. Daryl intentó quitarle el rifle a Hershel para que nadie saliera herido. Otis (el rehén de Merle, el golpeado) es un peón de la granja, al igual que su esposa Patricia. El resto es la familia Greene)